La formación en aula virtual o VILT (Virtual Instructor Lead Training) se ha convertido en el estándar de formación en muchas de las organizaciones. Esta metodología se aplicaba con anterioridad a la situación actual, pero es evidente que a fecha hoy se ha convertido “por urgencia” y de no muy buenas formas en una práctica habitual.
A continuación, queremos mostrar algunas buenas prácticas que debemos tener en cuenta para que esta metodología sea realmente efectiva, y sobre todo enfocada a los equipos de formación:
1. Hablemos con el alumnado, no con el contenido. Narrar un PowerPoint rara vez ha sido efectivo antes de la pandemia, y menos en una sesión de aula virtual. Iniciemos la sesión reconociendo el «aquí y ahora» lo que está experimentando nuestro alumnado. ¡Abordemos la aprensión de las personas sobre la tecnología incluso nosotros como instructores! Unas pocas palabras amables al principio pueden marcar la diferencia para el resto de la sesión.
2. ¡Seamos nosotros mismos! Buscamos a expertos, instructores y capacitadores para que nos expliquen cómo hacer algo nuevo, el alumnado necesita de conocimientos, ejemplos, sentido del humor y lecciones aprendidas. El alumnado recordará un procedimiento de siete pasos si tienen una anécdota que le relacione.
3. Utilicemos el modelo ELRA (Engage-Learn-Remember-Act) del Dr. Will Thalheimer, que nos permite planificar y realizar las sesiones de VILT. Existen muchos modelos de diseño instruccional; este es el más sencillo y eficaz para incorporar en nuestro trabajo.
4. Dominemos la Tecnología. Nos gusta enfocarnos en las personas, su aprendizaje y su desempeño en el trabajo, pero siempre comenzamos con unirnos en una determinada plataforma tecnológica. Se trata de aprender bien la plataforma y familiarizarnos realmente con todas las posibilidades que nos ofrece para que no nos preocupemos cuando impartamos las sesiones de formacion.
5. Diseñemos la interacción. Independientemente de la plataforma que tengamos, podemos hacerla interactiva. Incluso si solo tiene chat y audio para hablar, será una sesión increíble si la convertimos en una experiencia. El uso de una guía del facilitador es perfecto, pero no estemos hablando sin recibir feedback, y utilicemos toda la variedad de herramientas de interacción digitales ya existentes.
6. Usemos el lenguaje corporal digital como reemplazo del lenguaje corporal presencial al que estamos más acostumbrados. Es importante que comprendamos la forma en que se responde a las interacciones, entonces podremos leer el lenguaje corporal del alumnado de forma digital. ¿Quién es siempre el último con una marca de verificación cuando se solicita? ¿Hay alguien que siempre quiera hablar en lugar de escribir en el chat?… Lo que esas cosas significan está abierto a interpretación y nos ayuda a comprender a nuestro alumnado, si utilizamos ciertas herramientas aprovechémoslas.
7. Involucremos a nuestro alumnado cada 3-5 minutos en el aula virtual mediante el uso de las herramientas y funcionalidades que nuestra plataforma virtual tiene, y evidentemente las cámaras deben de estar siempre encendidas en acciones de “formación” grupales. Evidentemente es diferente un curso que un webinar, y buscamos la implicación de la audiencia y conocer sus expresiones, atención etc..
9. Mantengamos la duración de la sesión virtual entre 2 y 2,5 horas para evitar una sobrecarga cognitiva y sensorial. Y hagamos una pausa de 5 a 10 minutos cada hora para evitar la fatiga mental. El alumnado y nosotros como facilitadores lo agradeceremos.
10. Ofrezcamos la iteración y el feedback. Ya sea un seminario webimar o un curso de eLearning (o cualquiera de los modelos combinados intermedios), creemos oportunidades para obtener comentarios significativos del alumnado, más allá de simples sonrisas o likes. Luego, usemos esta feedback para beneficiar al alumnado y mejorar las iteraciones posteriores de la experiencia de aprendizaje.
11. Brindemos oportunidades para ver conceptos abstractos en entornos del mundo real. Ya sea que estemos impartiendo formación técnica o soft skills, podemos mejorar la comprensión del alumnado colocando conceptos abstractos en un contexto identificable. Esto puede tomar una variedad de formas, como un aprendizaje basado en escenarios, ejercicios de reflexión o videos de eventos actuales. El intercalar ejemplos del mundo real o al permitir que el alumnado aplique estos conceptos a una situación hipotética, mejoraremos la atención y retención.
12. Tengamos en cuenta la empatía cuando desarrollemos formación. En este momento la empatía es más importante que nunca. Podemos mostrar empatía al alumnado de diversas formas, según el contexto. Si bien eso podría significar que la formación tuviera un ritmo un poco más lento. Algunos ejemplos:
- Salas de reuniones informales (con o sin temas definidos) donde al alumnado pueda aprender unos de otros, compartir su experiencia y socializar
- Celebraciones públicas de éxitos y reconocimiento de dificultades.
- Pausas para ir al baño (¡de verdad!)
- Programación flexible: tal vez proporcionar versiones grabadas del aula virtual en vivo para aquellos que no pueden asistir.
- Mayor representación de las minorías en los webinar (uso de presentadores) y en la formación en aulas virtuales (fotos, ilustraciones o personajes)
Desde Axia, estamos trabajando todos los aspecto técnicos de la formacion VILT, así como los aspectos de empoderamiento de la figura del Digital Facilitator .